La primera reacción de Florentino Pérez nada más acabar el Clásico fue dar la mano a Rosell y bajar a los vestuarios para estar cerca de Mourinho y los jugadores. No fue un discurso extenso el que hizo el presidente. Buscó las palabras justas para recordar que la Liga es una competición que gana el equipo que demuestra tener más regularidad, y aquí el Madrid lo estaba bordando.
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